La industria tiene que incorporar la automatización por la vía de cobots y robots

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Escribe: Yuriko Aquino
Fotos: Ojodehelix

El Ingeniero Industrial George R. Schofield Bonello, con más de 65 años de experiencia en la industria manufacturera, la docencia y la dirigencia gremial, conversó con la APTT sobre cómo la pandemia ha afectado a la empresa textil, el uso de robots y cobots en las empresas y la importancia de una constante revisión de los planes de estudios en las universidades y escuelas técnicas.

Con una vasta experiencia profesional de más de 65 años, el Ingeniero Industrial George R. Schofield Bonello, egresado de la Escuela Nacional de Ingenieros (UNI) en 1954 y con estudios de posgrado en la Universidad de Carolina del Norte, Universidad de Vanderbilt, Universidad de Colorado de EEUU, ESAN y la Universidad de Piura del Perú, señaló, con una gran visión futurista, que la incorporación de robots y cobots en la industria manufacturera es cada vez más importante y necesaria. “Lo cierto es que si los empresarios peruanos no automatizan y elevan significativamente la productividad integral de sus empresas, no van a poder competir, más aún con la rigidez de la legislación laboral que prevalece en el Perú y la competencia desleal generalizada”, aseguró.

El destacado docente y empresario, fue el primer director del Instituto Textil de la Universidad Nacional de Ingeniería creado en 1957 para impulsar el convenio suscrito en 1954 entre la Escuela Nacional de Ingenieros del Perú y la Universidad de Carolina del Norte de EE.UU.; conocido como  “Proyecto de Ingeniería Textil”. Este tenía el propósito de formar profesionales especializados requeridos por el sector manufacturero de textiles y confecciones, así como brindar asesoría técnica, servicios de laboratorios de ensayo y apoyo a la investigación y el desarrollo tecnológico. Inicialmente, el programa de estudios distribuido en tres años, se ofrecía como opcional en las carreras de Ingeniería Química e Industrial y Mecánica y Electricidad. En 1974, la UNI decidió ofrecer la carrera de Ingeniería Textil y, a fines de la década del 70, se graduaron los primeros ingenieros textiles; desde entonces vienen egresando sucesivas promociones.

Durante varias décadas, el Ing. Schofield ejerció la docencia como catedrático de cursos textiles en su alma mater, por lo que en mérito a su trayectoria y aporte a la profesión, en el 2001 fue distinguido como Profesor Emérito de la UNI y en el 2005 se le otorgó la distinción “Antorcha de Habich”. Asimismo, en el 2014, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) le otorgó el título de Profesor Honorario.

Paralelamente, desde 1965 y durante 25 años, integró el Consejo Nacional del Servicio Nacional de Aprendizaje y Trabajo Industrial (SENAI), como consejero representante de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI); habiendo sido elegido como vicepresidente del Consejo Nacional entre 1968 y 1969 y como presidente del Consejo Nacional entre 1970 y 1971 y en 1974. Durante sus mandatos, se inauguraron la Sede Regional de Arequipa y el edificio del Consejo Nacional en Lima; y, se suscribieron sendos convenios de asistencia técnica con el Reino Unido de Gran bretaña e Irlanda del Norte, el Reino de Bélgica y el Reino de Holanda para implementar las escuelas de formación profesional de textiles, confecciones, artes gráficas, matricería, fundición y unidades móviles.

Posteriormente, desde el año 2008 integra como representante de la SNI el Consejo Directivo del Centro Tecnológico de Textiles y Confecciones (CTTC) del SENATI, organismo creado en el año 2005 para brindar servicios de laboratorio, de capacitación tecnológica y asesoría técnica a las empresas del ramo e instituciones afines.

Ha sido presidente de la SNI entre los años 2004 y 2006, por lo que es Director Emérito Vitalicio. Así mismo ha sido presidente del Comité Textil de la SNI entre los años 1972 al 1975; y, 1997 al 2004, siendo actualmente Director Emérito del mismo. Presidió la Federación Textil Andina en los períodos 1999-2000 y 2002-2003 y el Consejo Consultivo Empresarial Andino de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) entre los años 2004 y 2005; entre otros importantes cargos desempeñados a nivel nacional e internacional.

El ingeniero Schofield durante 34 años (1970-2003) fue gerente (durante 24 años fue gerente general y CEO hasta su jubilación) de la prestigiosa empresa Universal Textil S.A, líder en el mercado nacional, modelo de fábrica innovadora con tecnología de punta, integrada verticalmente desde la hilatura de fibras sintéticas, artificiales, naturales y sus mezclas, la tejeduría, el teñido y acabado, hasta la confección de tejidos planos de ligamento de la prestigiosa marca “Polystel”. Anteriormente desempeñó la gerencia de la división industrial de Fábrica Nacional de Tejidos de Santa Catalina S.A., complejo descentralizado constituido por diez fábricas. Este fue un grupo innovador de la hilatura de fibras acrílicas HB teñidas en madejas que dio origen al “boom de la moda” de dicha rama especializada dedicada a confeccionar “sweaters” e hilados para labores manuales, en la década de los años 60. Su crecimiento fue espectacular; en cinco años el consumo anual de fibras acrílicas llegó a 10,000 toneladas métricas, justificando la instalación de la fábrica modelo de Bayer A.G. de Alemania, en el Perú.

Actualmente, el ingeniero Schofield a los 88 años de edad, se mantiene en actividad profesional como consultor de empresas e instituciones. Es presidente del Consejo Directivo del Centro Tecnológico de Textiles y Confecciones del SENATI y miembro del Consejo Consultivo de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Lima, además de otras actividades de promoción social.

Con la pandemia que hemos vivido y las consecuencias de esta, ¿cómo ve usted la situación actual de la industria textil y confecciones en el Perú?

Ha sido muy afectada desde el momento que no pudo operar. La cuarentena que se decretó en marzo del 2020 impidió que las personas fueran a trabajar durante varios meses. Ha habido muchos inconvenientes para retomar los ritmos de trabajo y eso ha significado una menor producción e ingresos, que ha socavado la economía de las empresas. El tiempo que está tomando para que las aguas retomen su nivel viene siendo demasiado largo.

¿La situación actual ha hecho que las importaciones disminuyan?

Las drásticas medidas de emergencia sanitaria que se tomaron durante el año 2020 para controlar la pandemia de la COVID-19, tanto a nivel nacional como mundial, ocasionaron una retracción súbita de la demanda de bienes y servicios, afectando especialmente a aquellos que siendo básicos pueden ser diferidos, como es el caso de los textiles y las confecciones en general. ¡Se puede dejar de comprar la segunda camisa del año (100% de diferencia), pero no se puede dejar de comer! Al cerrarse los mercados internacionales, los grandes proveedores de confecciones redireccionaron sus exportaciones a los mercados más liberales, como el nuestro, donde a su vez los importadores mercantilistamente especularon en importar masivamente. Lo contraproducente ha sido que con la industria nacional paralizada y la demanda interna minimizada, se haya permitido inundar el mercado doméstico con una avalancha de millones de prendas. Ahora hay que esperar que se absorba el excedente antes de ofrecer nueva mercadería. Razón por la cual la reactivación de la oferta y demanda viene a ritmo lento. En resumen, se ha producido un doble efecto negativo ; ha llovido sobre mojado. Esta competencia desleal proveniente del Asia, que con precios subvaluados, viene distorsionando nuestro mercado desde hace años, ocasionando graves daños a la industria nacional que conforma la cadena textil-confecciones. Gobiernos anteriores denegaron por razones geopolíticas, temor a represalias comerciales e intereses subalternos la aplicación de la salvaguardia solicitada por la industria para contener el “tsunami”. Considero que se debe seguir insistiendo en la aplicación de las salvaguardias, por tratarse de la supervivencia de muchos centros de trabajo de los que dependen miles de familias peruanas. Generosamente estamos manteniendo el empleo de miles de trabajadores asiáticos que a su vez depredan a peruanos; la caridad empieza por casa. Es responsabilidad del Estado nivelar el piso para propiciar una competencia comercial leal que asegure la posibilidad de crecimiento permanente y la competitividad de las empresas.

¿Y qué ha pasado con las exportaciones?

Felizmente, la demanda de las exportaciones de los productos textiles y confecciones peruanas ha repuntado debido a otros factores de comercio exterior o de políticas específicas de países como Estados Unidos en su relación con China. Todo eso favorece en estos momentos a que haya una mayor demanda de productos textiles de alta calidad como son los que ofrece el Perú.

¿Cómo son esos productos de alta calidad que ofrece nuestro país a los que se refiere?

La oferta exportable de prendas de vestir del Perú corresponde a lo que comercialmente se denomina “full package de moda con alto valor agregado”, lo que nos otorga ventajas competitivas y nos permite obtener buenos precios -se diferencia de la “maquila” o ensamblado tercerizado de insumos, que es una modalidad común para productos de menor valor agregado que practican países centroamericanos y asiáticos-. Esto es posible gracias a que en el Perú la cadena productiva está totalmente integrada, desde las fibras naturales, su hilatura y tejeduría, tintorería y acabado, hasta el diseño y confección de prendas de alta moda. Esto aunado a la calidad, variedad y buen “lead time” (plazo de entrega) y a la cercanía geográfica y facilidades de transporte marítimo y aéreo, nos permite atender eficientemente al gran mercado norteamericano que constituye el principal destino de nuestras exportaciones de confecciones en tejidos de punto.

¿Muchas empresas se han reinventado y han empezado a producir mascarillas y demás prendas de protección? ¿Esto será una tendencia a largo plazo?

Claro, esta pandemia ha generado también oportunidades para hacer nuevos productos. Por ejemplo, toda la gama de la línea hospitalaria que incluye mascarillas, ropa descartable que se usa en los hospitales, el atuendo de los médicos, las batas, entre otros, que se hacen a base de telas no tejidas. Es un desarrollo nuevo muy exitoso y que tiene grandes perspectivas. Así nos damos cuenta que se han generado negocios de forma imprevista y que se abre un sin número de oportunidades en ese plano. Se dice que el Perú es un país de emprendedores. Efectivamente, todos los días se crean nuevas empresas, pero antes de un año el 90% cesa. ¿Por qué? Resulta que para que un emprendimiento sea exitoso o para que una idea se convierta en una innovación útil hay que tener conocimientos y recursos adecuados, especializados y suficientes que permitan diseñar y gestionar la organización empresarial apropiada. De allí la importancia de las “incubadoras de empresas”, los centros tecnológicos y los “ángeles financieros”.

Es oportuno comentar que el “Universo Textil” no se limita a los textiles y confecciones convencionales (hilos de coser, bordar, zurcir u otras labores manuales, telas tejidas y no tejidas para el vestuario, decoración, tapicería, alfombrado, protección pluvial o solar, etc.), ya que es inmensamente diverso  en estructuras, texturas  y aplicaciones. Paralelamente a las aplicaciones tradicionales, tenemos el mundo de los textiles y  prendas inteligentes y funcionalizadas y los “textech” con sus doce categorías: Agrotech, Buildtech, Clothtech, Geotech, Hometech, Indutech, Medtech, Mobiltech, Oekotech, Packtech, Protech y Sportech, Estas categorías a nivel mundial tienen tasas de crecimiento que triplican las de los textiles tradicionales.

En cuanto a tecnología en los procesos industriales en el Perú, ¿considera que estamos en un buen nivel?

Lamentablemente, estamos rezagados porque no hay un nivel suficiente de investigación científica ni de desarrollo tecnológico en el país. Somos de los que menos invertimos en I+D en la región. En la Unión Europea, por ejemplo, tienen metas para destinar entre el 3% a 5% del PBI en investigación científica e incluso, hay países donde esos niveles son más altos porque el desarrollo tecnológico es absolutamente indispensable para su competitividad y sostenibilidad; no hay otra manera de desarrollarse aceleradamente que no sea incentivando esos aspectos. En ese desafío tiene que participar activamente el Estado, la Academia y la Empresa Privada. Hay que programar indicadores para verificar que las estrategias que se implementan se estén realizando tanto en cantidad y calidad como en oportunidad.   Para lograr objetivos hay que hacer planes con metas específicas y estrategias que sean verificables.

¿Las universidades peruanas están invirtiendo en investigación?

La investigación es una actividad inherente a la formación académica. Las universidades obligadamente tienen que desarrollar investigación y eso no se está dando en la medida que se requiere. Gracias a la nueva legislación que rige la educación superior en el Perú y a la labor que desarrolla la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), se viene corrigiendo la irracional proliferación de universidades creadas en las últimas décadas. Las exigencias de inscripción y acreditación de la calidad de la enseñanza son un primer paso en la dirección correcta para contar con un sector académico adecuado, que cumpla plenamente el rol cultural y social que le corresponde. Hay que reforzar en todo el sistema educativo la capacidad de investigar e incorporar el concepto de investigación desde la formación inicial. Es decir, esto tiene que empezar en la educación básica de manera que los alumnos participen junto con los maestros en el desarrollo de tareas que inicialmente pueden ser simples pero que estimule tempranamente una mentalidad proclive hacia la ciencia y tecnología para que más adelante evolucionen y respondan a sus vocaciones.

En los países desarrollados, por ejemplo, la industria textil y de confecciones usa cada vez mayor cantidad de robots en los procesos industriales, lo que les ha permitido reducir significativamente sus costos de producción. ¿Recomendaría usted a los empresarios peruanos tener este modelo para que lo apliquen en sus compañías?

La verdad es que si los empresarios peruanos no los adoptan, no van a poder competir. No solo hay que pensar en los robots como mecanismos autónomos que reemplazan a lo que hace un ser humano, sino que lo más importante en la industria son los cobots, que son en realidad elementos automatizados que trabajan conjuntamente con el ser humano y complementan una tarea. En China, que es el país más poblado y donde abunda la mano de obra, se está dando la paradoja que a su vez es el país donde operan más robots. Evidentemente buscan elevar productividad y calidad para asegurar competitividad. En general, la industria manufacturera y específicamente la de textiles y confecciones tiene que incorporar lo más pronto posible la automatización por la vía de los sensores, cobots y robots. Las nuevas versiones de maquinaria y equipos para la manufactura de textiles y confecciones ya están siendo diseñada para materializar el concepto de Industria 4.0, incorporando sistemas operativos digitalizados para permitir la operación y control remoto de las líneas de producción. La incorporación, por los fabricantes de maquinaria y equipo para la industria textil y de confecciones, de los avances de la era digital (sensores inteligentes, plcs, encoders, pantallas táctiles, hologramas, manufactura por adición, impresión 3D, visores simuladores – VR y AR, inteligencia artificial – AI, internet de las cosas – IoT, big data, cobots, robots, etc.) pronto será vocabulario común y corriente. Con el tiempo, estos mecanismos van a reemplazar a trabajadores que hacían labores simples, por eso las personas tienen que preocuparse mucho en formarse y especializarse para poder competir y diferenciarse. Se estima que el 70% de las ocupaciones que se van a requerir dentro de veinticinco años, aún no existen. Sin duda, es un mundo de oportunidades para los seres humanos.

¿Cómo una empresa puede ser competitiva?

Partiendo de la premisa que la competencia en el comercio internacional o nacional se da entre empresas o unidades de negocios y no entre países, es decir que se da a nivel de la microeconomía, podemos identificar cuatro aspectos que permiten mejorar la competitividad de las empresas manufactureras. Primero, incrementar la productividad integral, optimizando la utilización de los todos sus recursos (económicos, financieros, humanos, tecnológicos, materias primas e insumos). Segundo, elevar la calidad de sus productos y/o servicios. En tercer lugar, diversificar su oferta. Por último, reducir el costo de materias primas e insumos por unidad de producción. Por cierto que el manejo macro y meso económico en un país o región influye en la competitividad de las empresas, pero escapa a su responsabilidad directa. La responsabilidad es del Estado a través de sus gobiernos nacional, regional y local. Sin embargo, a través de las asociaciones gremiales, colegios profesionales, sindicatos de trabajadores y otras que en conjuntos conforman la Sociedad Civil de una nación, se debe coadyuvar al propósito e influir positivamente.

Con la experiencia que tiene como docente de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y formador de varias generaciones de ingenieros textiles, ¿qué cursos recomienda que deberían estar en la currícula profesional de los estudiantes?

Hoy estamos en la era digital y tiene que haber más proporción de conocimientos cibernéticos que permitan aprovechar los nuevos desarrollos como la inteligencia artificial. Se necesita utilizar todos estos nuevos recursos para irse organizando para lo que llaman la Industria 4.0, una industria automatizada. Hay que introducir en las currículas más conocimientos de esa naturaleza. Tampoco se debe dejar de tener una proporción adecuada de ciencias básicas como matemática, química y física. Luego, la malla curricular debe tener una muy buena dosis de ciencias propias de la especialidad y también de humanidades. Los programas de ingeniería no deben deshumanizarse, porque finalmente se trata de crear mejores personas. Hay que tener en cuenta que hoy en día una persona no tiene que ser un enciclopedista, pero sí tiene que tener la capacidad de saber dónde y cómo encontrar la información requerida.

¿Qué mensaje les puede dar a los miembros de la Asociación Peruana de Técnicos Textiles (APTT) en este año de nuestro Bicentenario?

Las efemérides del Bicentenario de la Independencia del Perú, es propicia para reflexionar acerca de nuestro futuro como nación libre y soberana. Les diría que de acuerdo a la filosofía fundacional de la APTT, tienen que seguir trabajando incansablemente en aglutinar a todos los profesionales del sector textil, confecciones y conexos, y hacer que sea un espacio de confianza ecuménico, donde todos puedan participar, contribuir, fortalecerse, compartir y transmitir conocimientos. Esto es necesario para que en el Perú se pueda reinventar la industria textil. Su labor es absolutamente esencial y no deben bajar la guardia en ningún momento. Deben revitalizarse, mantener esa vigencia y desarrollar el rol que les corresponde como asociación profesional representativa.