“A la gente joven siempre le digo que debe tener actitud para hacer las cosas y mucha perseverancia”

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La docencia, su familia, sus clases del doctorado e italiano y su trabajo; en la apretada agenda de Marco Brañez siempre hay tiempo para seguir aprendiendo y capacitándose. Conversamos con el Ingeniero Textil para que nos cuente sobre sus inicios, su experiencia profesional y la evolución de la industria.

Marco Brañez Sánchez es Ingeniero Textil de la segunda promoción de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Tiene un Magister en Gestión Ambiental y acaba de terminar sus estudios de doctorado en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible en la Universidad Nacional Federico Villarreal. “Un profesional tiene que actualizarse constantemente”, dice convencido.

Su primera experiencia laboral fue en tejido de punto en 1975 en Tinto punto y Nettalco, luego se dedicó a tejido plano en la fábrica de Tejidos La Unión. Trabajó por 11 años en Tejidos San Cristóbal. Posteriormente, se fue a seguir ejerciendo su carrera a Venezuela y Costa Rica, lo que cambió por completo su perspectiva.

En 1996, regresó a Perú y pasó por varias empresas, pero donde ganó mayor experiencia fue en Sociedad Química Mercantil como director técnico entre el 2000 y 2011. Luego, ocupó el puesto de gerente de operaciones en la empresa Textil Océano hasta el 2012. Ahí fue cuando decide formar su propia empresa de asesoría Marco Brañez Solutions. 

Desde el 2015 hasta la actualidad se desempeña como asesor técnico de Comercializadora Sociedad Química Mercantil por medio de su empresa de asesoría Marco Brañez Solutions.

Asimismo, siempre ha estado muy cerca del mundo académico, pues la docencia es una de sus pasiones. Desde el 2000, es profesor de la UNI, su alma máter, en la especialidad de Ingeniería Textil. Tiene a su cargo los cursos de Procesado Químico Textil 2 (Tintorería) y Procesado Químico Textil 3 (Acabado).

Forma parte de la segunda promoción de Ingenieros Textiles de la UNI. ¿Qué es lo que le llevó a estudiar esa carrera? 

Sinceramente, no conocía la carrera. Cuando estaba en el colegio, fui primer puesto y saqué una beca. Mi vocación era ser docente de las escuelas secundarias, pero lamentablemente los profesores no eran bien pagados. Entonces, primero entré a la UNI a Ingeniería Química, sin embargo, me di cuenta que había mucha competencia, por lo que busqué una especialidad que sea nueva. En 1974, se creó Ingeniería Textil en la UNI y también vi que había Ingeniería de Sistemas. Quise ingresar a esta última porque las computadoras estaban de moda en ese tiempo, pero cuando vi que la currícula incluía pura Física, decidí finalmente pasarme a Textiles. 

¿Y le gustaba el teñido?

Sí, yo de niño había tenido esas bolsitas que vendían en la ferretería y me gustaba teñir con esos productos. Además, yo pinto, me gustaba ver y combinar los colores. En el tercer ciclo de universidad me cambié oficialmente a Ingeniería Textil.

Y de la época que estudió Ingeniería Textil, ¿cuánto cree ha evolucionado hasta hoy? 

He tenido la gran suerte de presenciar toda la transformación digital y he visto que se han dado bastantes cambios. La industria textil ha tenido un gran desarrollo. A partir de los años 50 se comenzó a usar los colorantes reactivos, y también el poliéster, que es una fibra que ha tomado mucha importancia. Adicionalmente, el desarrollo de la cibernética nos ha ayudado a hacer las cosas más rápidas y eficientes. Los programadores, controladores y dosificadores son muy útiles. Ahora tienes todo bien controlado con mayor facilidad. 

¿Y las maquinarias?

Sí, las máquinas también se han modernizado enormemente. Ya tenemos sistemas inteligentes que dosifican todo. Y después de los años 80, empezó una mayor preocupación por el medio ambiente. Ahora mismo ya todos los desarrollos se tienen que hacer en base a lo sostenible.

¿Cómo decidió hacer una maestría y un doctorado enfocados en sustentabilidad?

Durante mi vida laboral me dediqué más al sector privado. No pensé en una maestría o doctorado antes, pero dictando en la universidad salió una nueva Ley Universitaria que exhortaba a los profesores a tener estos títulos. Con mi colega, la Ingeniera Carmen Uribe, nos pusimos a pensar en cuál matricularnos. Ella me dijo que lo que se estaba volviendo muy importante y esencial en la industria textil era la parte medio ambiental. Así que nos decidimos por una maestría en Gestión Ambiental en la Universidad Federico Villarreal y nos gustó mucho. 

Hoy en día es muy importante los desarrollos en torno a la sostenibilidad en el sector textil…

Por supuesto, hay mucho por hacer en la industria textil con respecto a la sostenibilidad. Debemos preocuparnos por el medio ambiente porque la industria textil es contaminante. Las enseñanzas de mi maestría y doctorado me están sirviendo para poder enfrentarme a los requerimientos de los clientes. La mayoría de marcas comerciales ya están solicitando certificaciones, que se use fibras recicladas, y que los productos, procesos y maquinarias sean más sostenibles. Acá en Perú es complicado controlar eso… hay mucha corrupción y gente que solo ve su propio beneficio, que no piensa en lo que viene en el futuro para las nuevas generaciones.

Siempre está capacitándose, ¿qué tan importante es eso para un profesional?

Un profesional tiene que actualizarse constantemente. Tengo la suerte de enseñar en la universidad en lo mismo que trabajo, que son la tintorería y el acabado. Trato siempre de mostrarles a los alumnos todos los nuevos descubrimientos y desarrollos. Tanto así que he sacado de la malla curricular algunos temas que ya no están vigentes. Asimismo, hemos creado en la UNI un curso de Sostenibilidad del Medio Ambiente que lo dicta la Ingeniera Carmen Uribe y a veces soy jefe de prácticas. Los chicos tienen mucho interés y son muy dedicados.

¿Cómo hace para repartir todo su tiempo entre estudiar, dar clases, su familia y el trabajo? 

Ha sido un poco complicado, pero ya estoy más tranquilo porque he terminado hace poco el doctorado que me tomaba todo el fin de semana. Mi familia fue muy comprensiva, cuando empecé a estudiar, me dijo que era para mi bien y me apoyó. Ya estoy avanzando con la tesis, así que espero titularme pronto. Ahora tengo que recuperar todo ese tiempo perdido. Ya les he dicho que el otro año voy a relajarme y voy a retomar mis hobbies, pues me gusta mucho pintar óleos y también bailar marinera. Claro, sin descuidar mi profesión y mis clases en la universidad.

Habla con mucho entusiasmo sobre la docencia, ¿qué significa para usted?

La Universidad es mi vida; lo que más me gusta es enseñar. Al final, terminé haciendo lo que era mi vocación desde joven. Cuando me preguntan sobre por qué me gusta enseñar, siempre digo que estoy transmitiendo mi conocimiento. Gracias a Dios tengo varios alumnos que han tenido mucho éxito y me llena de alegría verlos triunfando en la industria. Muchos de ellos, por ejemplo, son parte de la directiva de la APTT. 

Ha trabajado en Venezuela, ¿cómo le fue en este país?

Me fue muy bien, había cosas más adelantadas que acá como por ejemplo los programas de Microsoft Excel, Microsoft Word y el sistema operativo Windows. Yo todo eso lo aprendí allá, pero en el aspecto técnico, en Perú estamos más adelantados. Trabajando en Venezuela, lamentablemente, llegó un momento en que el dólar comenzó a dispararse y me tuvieron que bajar el sueldo. Recuerdo que el dueño hizo un esfuerzo para que siga ganando lo mismo, pero llegó un momento en que ya no se podía y tuve que irme. 

¿Y luego se fue a Costa Rica?

Sí, cuando pasó todo ese problema en Venezuela, viajé a Costa Rica para hacer una asesoría. El proyecto inicialmente era de dos meses, pero me quedé uno más. Costa Rica es un país espectacular, la gente es muy educada y los profesionales que trabajaron conmigo eran espectaculares. Los dueños de la empresa me propusieron quedarme a trabajar con ellos, entonces yo les dije que me dieran un contrato y una visa de trabajo, pero como no lo hicieron, regresé a Perú. No iba a quedarme allá con una visa de turista. 

¿Como cambió su perspectiva cuando regresó a trabajar a Perú?

Regresé a Perú en 1996 y encontré todo cambiado, así que tenía rápidamente que actualizarme. Pasé por diferentes fábricas, hasta que llegué a la compañía Comercializadora Sociedad Química Mercantil donde gané mucha experiencia entre el 2000 y 2011. Luego, ocupé el puesto de Gerente de Operaciones en la empresa Textil Océano. hasta el año 2012, cuando decidí formar mi propia empresa de asesoría Marco Brañez Solutions. 

¿Cómo ha visto que ha cambiado el sector textil después de la pandemia?

Verdaderamente, la pandemia trajo problemas a todo el mundo. En el sector textil se dieron sobre todo a nivel de producción, porque se producía menos, se vendía menos y se comprabas menos. De acuerdo a las estadísticas, el 2020 tuvo una baja del 50%, pero en el 2021 se recuperó un poco y en el 2022 subió más. Este año también veo que está mejorando, pero no vamos a llegar a los niveles que teníamos antes de la pandemia, eso es imposible. Ya con las exigencias del cuidado del medio ambiente, el fast fashion se está reduciendo. Ahorita ya los clientes de las marcas están exigiendo prendas de más calidad que duren más, entonces se va a comprar menos.

¿Qué es lo que les enseña a sus alumnos?

Yo enseño la parte de la Química Textil. Trato de que entiendan qué es lo que ocurre en el momento del teñido para que cuando ellos lleguen a las tintorerías, puedan desarrollar los procesos y hacerlos más eficientes. Tienen que sacar su parte creativa. Les digo que sean más habladores y que se metan a clases de oratoria para que aprendan a dar discursos frente de todos. También trato de aconsejarles sobre cómo trabajar honestamente, no maltratar a la gente y ser humildes. Yo he visto muchos profesionales que minimizan a sus trabajadores y eso está muy mal. 

¿Desde cuándo forma parte de la APTT? ¿Cuáles son los recuerdos que tiene?

Yo conocí a la APTT cuando entré a trabajar a Tejidos La Unión en 1979. Muchos de la empresa eran miembros. Ellos dictaban sus charlas en el local y yo iba a escuchar. Recuerdo que con la empresa San Cristóbal fue la primera vez que fui a un congreso en Chile organizado por la APTT. Además, siempre estoy participando en las actividades que hacen, en los seminarios y doy charlas.

¿Cuál es un consejo que le daría a nuestros asociados que recién se están insertando en la industria textil?

A la gente joven siempre le digo que debe tener actitud para hacer las cosas y mucha perseverancia porque el que persevera, triunfa. También aconsejo que se dediquen a hacer algo que les guste, porque así nunca lo van a dejar. Por ejemplo, yo ya voy a cumplir 50 años en la industria y me sigue apasionando.