Escribe: Alejandro Tong
Las exportaciones del sector textil han venido teniendo cambios muy bruscos desde la pandemia del COVID-19. La recuperación que está experimentando trae consigo nuevos retos y oportunidades para los criadores, confeccionistas y empresarios peruanos. Carlos Penny, presidente del Comité Textil de ADEX por casi 7 años, analiza el panorama nacional e internacional. En la dirección de Pennynvest, Carlos Penny cree firmemente en el producto peruano y su capacidad para adaptarse y competir en el riguroso mercado mundial.
¿Cómo describiría la situación actual del comercio exterior de textiles en Perú? ¿qué tendencias hay en la actualidad?
Ha habido una evolución muy interesante en el sector textil desde el punto de vista de la moda, la calidad de los productos, el costo de la materia prima y los efectos coyunturales de las medidas políticas del Gobierno en el ámbito agropecuario.
La situación financiera se deterioró significativamente durante la pandemia. Se obtuvieron créditos, pero los fondos duraron poco tiempo, y la banca comercial aumentó las tasas de interés. Aunque ha habido una mejoría reciente, el sector textil sigue muy afectado. No ha experimentado, en términos porcentuales, el crecimiento que se observa en el PBI, como es el caso del sector pesquero.
¿Cuáles son los principales mercados de exportación para los productos textiles peruanos? ¿los destinos han cambiado en los últimos años?
El destino más importante es Estados Unidos, donde las exportaciones llegan a los US$446,7 millones. Además, han aumentado las ventas a Brasil y estamos casi en US$35 millones. Otros países importantes son Canadá, Chile, Alemania, Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, etc.
Tenemos que seguir trabajando país por país y estar coordinados más entre los socios de ADEX e impulsar a que entren más para, gremialmente, unirnos a promover en las ferias nuestros productos de manera coordinada.
Has mencionado muchos países latinoamericanos, ¿esto es por alguna tendencia actual?
Ha pasado algo extraño. Han aumentado las exportaciones a Venezuela significativamente y ahora acumulan US$15 millones. Lo que pasa es que la enorme comunidad venezolana en Perú está vendiéndole productos textiles a sus parientes.
Dentro de la complejidad que significa una emigración tan grande como la que ha habido, por lo menos se ha tenido un impacto positivo en el sector textil. Ahora, nuestras culturas están muy entrelazadas.
¿Cómo siente, en términos de competitividad, al producto textil peruano frente al de China y otros países importantes en el sector?
China es un importante exportador de cachemir, una fibra fina muy utilizada a nivel mundial y ampliamente promovida por firmas de lujo como Loro Piana, Zegna y Prada. Son piezas maravillosamente finas.
La alpaca, conforme se vaya mejorando genéticamente la calidad de la fibra de modo que sea más atractiva para hacer prendas finas, va a empezar a quitarle mercado al cachemir.
¿Cómo se está mejorando la genética de la alpaca para tener un producto más fino?
Esto se está investigando en la industria textil para que el efecto al tacto demuestre que la alpaca es una fibra muy suave. El pelo de este animal es aerodinámico como una pluma, algo que no se encuentra en la lana de oveja. En el futuro, deberíamos superar al cachemir.
Mucha gente cree que la fibra de alpaca es demasiado calurosa, pero resulta perfecta cuando se combina con algodón pima. Esto podría abrir oportunidades en Medio Oriente, una región con altas temperaturas que sería un mercado ideal debido a su gran poder adquisitivo.
Por otro lado, estamos proponiendo un intercambio con Uruguay para traer ovinos de mejor calidad, de modo que Perú pueda tener merino, un carnero de lana muy fina. Estos animales son compatibles con los camélidos: se llevan muy bien y no presentan incompatibilidades.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector textil peruano?
El sector textil requiere el apoyo del Gobierno, no desde el punto de vista de subsidios, sino al menos respetando el drawback, que se pretende reducir del 3% al 0,5%, y facilitando el abastecimiento de la materia prima sin los efectos negativos de las altas tasas de interés. Esto es muy importante para nosotros.
En general, hay muy buena relación con los ministerios, sin embargo, hay que seguir conversando con el Ministerio de Economía y Finanzas ya que, a nivel económico, el déficit fiscal ha excedido las metas que se habían trazado. Por esto, el MEF ha empezado a ver de dónde sacar más impuestos, algo nada popular.
¿Cómo describiría la situación socioeconómica de los criadores en los Andes?
Debemos preocuparnos en mayor medida por los criadores de los camélidos que viven en las zonas más lejanas de los Andes. Muchos tienen muy poco apoyo económico, no tienen escuelas, carecen de postas médicas. Yo siempre insisto que tengamos más comunicación con todas las cooperativas para que se acoplen más socios.
Por ejemplo, un granjero promedio con 20 animales nunca va a tener buena rentabilidad. Es cuestión de que se junten cinco de estas personas para llegar a las 100 alpacas y así compartir los gastos y la tecnología.
¿Cuál es la principal barrera para que los criadores no se apoyen y puedan crecer juntos?
En los Andes, es importante fortalecer la confianza en las comunidades, ya que esto es clave para avanzar en diversos proyectos. Además, es fundamental realizar un censo nacional de camélidos para determinar su número, raza y conocer a las personas encargadas de su cuidado.
Tenemos que aprovechar un conteo para conocer el nivel de vida que tienen los criadores y los animales. Van a haber sorpresas muy incómodas.
¿Cómo ve el futuro de los criadores de camélidos en Perú?
En los Andes, los jóvenes están mostrando un creciente interés por la vida en la ciudad y el uso de plataformas digitales como WhatsApp y TikTok, lo que está generando cambios en sus preferencias. Esta realidad plantea un reto para el futuro, ya que podría disminuir el número de personas dedicadas al pastoreo. Es importante actuar para apoyar a las poblaciones altoandinas, que suman aproximadamente 500.000 personas y 85.000 familias, muchas de ellas en zonas de alta complejidad.
A nivel internacional, hay una tendencia a pensar más en el planeta y en lo sostenible, ¿cómo diría que las exportaciones textiles se han adaptado a esto?
Tenemos que adecuarnos a cambio climático. Para esto, hay que adaptarnos a la reducción en el uso de químicos en la industria textil que se usan en los tintes, los cuales, idealmente, deberían ser naturales. Tenemos fibra para hacer tintes rojos, verdes, azules, amarillos, etc.
Sobre el uso del agua, se utiliza bastante en la industria y no la puedes tirar al mar o al desagüe, debes tratarla porque está llena de químicos. Ahora, si los tintes que usamos son naturales, vamos a ser mucho más afines a la naturaleza.
¿Hay alguna manera en que los compradores internacionales y nacionales sepan que los productos textiles que consiguen son ecoamigables?
Se está creando lo que se conoce como pasaporte textil, el cual te va a permitir, a través de un blockchain, determinar dónde salió la fibra, cómo se obtuvo, dónde se esquiló, de qué tipo de animal es, cuándo fue tratado, cuántas personas intervinieron, etc.
En el futuro, el que se compre una prenda quiere saber, solo con la etiqueta, dónde salió, cómo se hizo y que le confirme de que se está respetando los temas de carbono neutral.
¿La inteligencia artificial se está usando en los procesos textiles en Perú?, ¿puede esta tecnología transformar la producción?
Todavía estamos en una etapa de aprender. La inteligencia artificial establece una serie de retos que todavía ni siquiera sabemos cuáles son, pero puede lograr ser un instrumento muy positivo. Esperemos que así sea y que no contribuya a una fake alpaca o vicuña, sino que sea genuina y no se malogre la esencia de las fibras. Son paradigmas que se van a ir rompiendo.
¿Qué recomendaciones le daría a los pequeños y medianos exportadores textiles para expandir su presencia en el mercado global?
Utilizar toda la inteligencia informática que tiene ADEX sobre mercados, productos, moda, demanda, colores y más. Me gustaría que el comité textil crezca, que seamos muchos para poder gremialmente ayudarnos mutuamente.
También es bueno desarrollar herramientas financieras. Un gran problema que tiene la industria textil es que no se tiene suficiente capital de trabajo para proveer empleo, mejorar la tecnología, viajar y participar en ferias. Todo eso cuesta y si no tienes los recursos financieros porque con la justas tienen márgenes muy apretados, entonces es necesario conseguir apoyo financiero.
He hablado con Agrobanco y hay muy buena disposición y vamos a hablar con la banca comercial para que se desarrollen productos afines financieros para la industria textil.