Conversamos con el Ingeniero Químico Claudio Maravi Escudero, uno de los asociados más antiguos y ex presidente de nuestra Asociación Peruana de Técnicos Textiles en dos ocasiones (1985 – 1986 y 1993). Él nos comentó sobre la importancia de la práctica en campo para los Ingenieros Químicos, los buenos recuerdos que guarda de su tiempo en la APTT y cómo la inversión en maquinaria con tecnología moderna hace más competitiva a una empresa. Actualmente, es Gerente General de su empresa Colorantes Naturales S.A.C. y reparte su tiempo entre el trabajo y su familia.
El Ing. Claudio Maravi Escudero es egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de la Facultad de Química, promoción 1965. Ha sido presidente de la APTT en dos ocasiones (1985-1986 y 1993). De igual forma, ocupó la presidencia de la Federación Latino Americana de Químicos Textiles (FLAQT) en dos ocasiones (1988-1991) y (2008-2010) y en 1991 lo nombraron Socio Honorario. Ha asistido a más de 10 congresos de la FLAQT y a dos ferias internacionales Textiles ITMA en Barcelona-España y en Paris-Francia, por ello, siempre resalta la importancia de acudir a eventos fuera del país para intercambiar conocimientos con especialistas de todo el mundo.
Comenzó a trabajar en el campo textil desde 1966 y es un claro ejemplo de que los años no son impedimento para seguir ejerciendo. En el 2005 fundó su empresa Colorantes Naturales S.A.C, en la que se desempeña como Gerente General actualmente y, a la par, realiza un proyecto sobre colorantes naturales a base de vegetales (raíces, ramas, hojas, flores y frutos).
¿De dónde nació su vocación por la Ingeniería Química?
Tuve la suerte de tener en la universidad a un gran profesor de Química Textil, el Ingeniero Jean Rottman, de nacionalidad francesa. También recuerdo que cuando estaba haciendo prácticas pre profesionales, fui a trabajar a la empresa francesa Francolor, una distribuidora de colorantes. El gerente general de ese entonces era un francés, el Dr. Robert Dardenes. Él me comenzó a enseñar sobre la química del color y me obsequió el libro Materias Colorantes de su autoría. Definitivamente, cuando uno recibe información de gente tan capacitada, te despierta interés. Fue ahí cuando decidí ingresar a la industria textil que es un campo muy atractivo e interesante para un químico.
¿Para un ingeniero textil qué tan importante es la práctica?
La práctica es importantísima. La universidad te da las bases de una especialidad, pero es en el campo donde te capacitas y te especializas. Antes, desde tercer año de la universidad teníamos prácticas profesionales en las empresas durante los tres meses de vacaciones y eso nos ayudaba a adquirir valiosos conocimientos.
Después de la pandemia, ¿cómo ve la situación de la industria textil?
Tengo algunos clientes y colegas que han trabajado conmigo en la industria textil y ellos me comentan que no está muy bien. Antes de la pandemia estaba mal y, después de esta, la situación se agravó. De todas las grandes fábricas que existían, quedarán máximo unas cinco o seis. Estas han sobrevivido porque trabajan principalmente con algodón y al haber completado la cadena textil con la confección de prendas y la exportación de ellas. Otro campo que todavía está bastante bien es la fabricación de denim y su confección.
¿Por qué menciona que se agravó la industria textil incluso antes de la pandemia?
Por la importación de hilados, telas y confecciones de China. Te cuento algo. Nosotros, en Universal Textil -donde trabajé 37 años-, teníamos el 95% del mercado del uniforme escolar. Ese artículo era de un solo color y se trabajaba durante cinco meses. La calidad de este en cuanto solideces a la luz, al lavado, su casi nula necesidad de planchado, así como su uniformidad en los diferentes lotes de fabricación, fue la base de su demanda a nivel nacional. Su utilidad cubría todo el año completo. Cuando empezaron a importar fibras de color gris de Asia, se comenzó a caer nuestro mercado porque venía a un menor precio, aunque no de la misma calidad. Sin embargo, la gente lo prefería. Y es entendible, porque lamentablemente no todos tienen un buen ingreso económico.
¿Cree que a mediano o largo plazo esta situación pueda mejorar?
Sí, a través de la historia, hay tres cosas insustituibles en la persona: la alimentación, la casa y las prendas de vestir. Ya se puede estar recuperando con la guerra porque los chinos no pueden exportar sus productos. Asimismo, si a las nuevas generaciones se les capacita mejor, la industria textil va a resurgir porque tenemos algodón de muy buena calidad reconocida a nivel mundial.
¿Cómo una empresa textil puede ser más competitiva?
Primero, pensando en la maquinaria. Ahora con la inteligencia artificial y equipos todos computarizados, se ha ganado enormemente tiempo y se elaboran productos de mejor calidad. Segundo, capacitar al personal. Tienen que mandarlos a seminarios y cursos para intercambiar no solo con colegas nacionales sino también extranjeros. Un viaje te da madurez y te enseña a tratar con diferentes personas. Otro aspecto importante es que cada técnico tenga un desempeño autónomo en las diferentes secciones donde trabaja. Así, el personal ve en su jefe a un líder.
Trabajó 37 años en Universal Textil, ¿a qué cree que se debe el éxito de esa empresa?
Entre los años 1966 y 2003, se debió principalmente, a la visión de futuro de la gerencia general, al renovar y/o incrementar el parque de maquinaria en todas las áreas de la fábrica, así como la capacitación del personal técnico y también del personal de mano de obra. La demostración de ello fue que nunca, durante el ejercicio de esos años, tuvimos pérdidas económicas. Uno de los aspectos a ser tomados en cuenta referente al personal técnico es la necesidad urgente y necesaria de aprender el idioma inglés. Ello facilita el acceso a la información actualizada de nuevos procesos y técnicas de trabajo.
¿Qué consejo les daría a los técnicos del área de Tintorería y Acabados?
Les diría que cuando seleccionen productos, ya sea colorantes y/o productos químicos y auxiliares textiles, opten por artículos de calidad que les garanticen los procesos bajo su responsabilidad. Hay un dicho que dice “compren soluciones, no problemas» y también otro que dice «compren por calidad, no por precio».
Ha sido presidente de la Asociación Peruana de Técnicos Textiles en dos ocasiones (1985-1986 y 1993), ¿qué recuerdo tiene de esos periodos?
Cuando yo me hice cargo de la APTT en 1985 fue porque me llamó Ramón Pella, uno de sus fundadores y de los presidentes más entregados a la institución. En esa época, la Asociación estaba por cerrar porque no había asistencia, ni conferencias; no estaba caminando bien. Además, tenía un problema grande: se había alquilado un ambiente para un club de judo y no podían sacarlos. Ramón me dijo: “Claudio, necesitamos darle un impulso a la Asociación”. Entonces convoqué para la directiva a profesionales que estaban en puestos expectantes, en buenas empresas y eso despertó el interés de los socios. Luego, comenzamos a programar conferencias de técnicos extranjeros. Pero nuestra mejor etapa fue en 1991 cuando se realizó el Congreso de la Federación Latino Americana de Químicos Textiles en Lima, convocado por la FLAQT y organizado por la APTT. Vinieron profesionales de todos los países, lo que nos permitió conocer nuevos trabajos de investigación, confraternizar con profesionales de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Uruguay y Brasil, además de dar una utilidad de 35 mil dólares netos.
¿Qué se hizo con esa buena suma de dinero?
Con ese dinero se construyó el segundo piso del local actual. También se hizo el patio donde hacen las reuniones y el muro perimetral porque antes estaba abierto. A raíz de esa remodelación, se comenzaron a hacer veladas musicales y la gente joven se comenzó a interesar más en la APTT, de modo que hubo más confraternidad. Todo eso contribuye al crecimiento de una asociación porque son espacios para conocer colegas y construir redes de contacto.
Actualmente se encuentra desarrollando un proyecto personal de colorantes naturales…
Sí, precisamente estoy terminando unos estudios en mi laboratorio para obtener colorantes para la industria textil a base de vegetales. Todos los tintes sintéticos son nocivos para la salud. Por ello, a nivel mundial, hay una búsqueda de pigmentos naturales que no produzcan efectos desfavorables sobre la salud, sobre todo en ropa para bebés. Nuestra ventaja en Perú es que tenemos una variedad de plantas que desde la época de los incas se utilizaban. Aunque en ese tiempo se teñía de forma artesanal la lana, una fibra natural originaria de los camélidos, la exigencia ahora es teñir el algodón. La diferencia de afinidad entre ambas fibras es muy marcada porque no se pigmentan igual, pero hay que encontrar un método que permita igualar o acercarse mucho. Todavía hay campo para seguir estudiando.
¿Cómo influyó su familia en su vida profesional?
En la vida diaria de un profesional con éxito y con una larga trayectoria como yo, en una empresa moderna y exigente como Universal Textil, existe una labor abnegada que es el apoyo, la fuerza de voluntad, el sacrificio del trabajo en el hogar, en la crianza, educación y formación de mis hijas de mi señora esposa Tita Graham Álvarez de Maravi. El éxito y la felicidad de una familia se ve reflejado en los hechos: después de 51 años de matrimonio, tenemos una Arquitecta, mi hija mayor, Claudia Maravi Graham y mi segunda hija, Úrsula Maravi Graham, Máster en Economía, graduada en EE.UU como SUMMA CUMME LAUDE, con residencia hace 26 años, con nacionalidad norteamericana y que labora en la ciudad de Miami. Completando el círculo, tengo a mis dos nietas; la mayor en la UPC, Luciana Briceño Maravi y la segunda, Mariana Briceño Maravi, en tercer año de secundaria. A mi esposa, le doy las gracias por su apoyo incondicional y continuo; a mis hijas les agradezco porque han sabido apreciar y utilizar el sacrificio de su madre; y a mis nietas por su cariño en esta etapa de mi vida.
¿A quiénes quisiera agradecer y reconocer por sus enseñanzas y consejos?
Al Ingeniero Jean Rottman, quien me inculcó las primeras enseñanzas de la Química Textil, en 1963. Al Dr. Robert Dardenes, Gerente General de la Compañía Francolor, autor del libro Materias Colorantes, quien me enseñó la estructura química de los diferentes colorantes textiles en 1964. Al señor Alfonso Geis Salvans, que en paz descanse, fundador y Gerente General de Universal Textil S.A., quien no solo me dio la oportunidad de ingresar a trabajar en su empresa sino, principalmente, fue la persona que me avaló y respaldó para hacerme cargo de la jefatura de la sección de Tintorería y Acabados en 1966 y 1976 respectivamente. Al Ingeniero George Schofield Bonello, Gerente General de Universal Textil S.A. al fallecimiento de su fundador, con quien trabajé durante 21 años y recibí sus enseñanzas, como persona y como profesional, siendo uno de los artífices del éxito de la empresa. Al Ingeniero Gian Angelo Nava, fundador de la empresa Química Nava S.A. y Certintex S.A.C., por su valioso aporte como consultor, proveedor de productos auxiliares para la industria textil de excelente calidad y garantía y de servicio técnico, además de amigo personal a carta cabal. Para finalizar, un recuerdo y agradecimiento a la memoria de mi señora madre, quien con su esfuerzo y sacrificio, nos dio a mí y a mi hermano mellizo, Hugo Maravi Escudero, la profesión de Ingenieros Químicos, a pesar de ser viuda desde que teníamos un año de edad. Que Dios la tenga en la gloria.
¿Qué mensaje quiere dejarles a nuestros asociados tras dos años de pandemia de los cuales nos venimos recuperando?
Vamos a cumplir 60 años y la institución tiene un activo muy importante que es el edificio. En años anteriores, se quiso cambiar la normativa para convertirla en una ONG. Recuerdo que se hizo una asamblea, asistimos varios de los antiguos asociados y nos opusimos. El mensaje que quiero darles a los socios, sobre todo los jóvenes, es que defiendan la institución tal y como se la hemos entregado. Nos pertenece a todos y la hemos formado durante mucho tiempo. Después de la sensible partida de Ramón Pella, ya no hay fundadores vivos y hay mucha gente que ya no nos acompaña, pero los jóvenes tienen que nutrirse de esa historia que le estamos dejando y tienen que protegerla.