“El drawback es el único mecanismo que tiene el gobierno para dejarle la cancha pareja a los exportadores”

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Escribe: Redacción Mundo Textil
Fotos: Martin Reyes

El presidente del Comité de Confecciones de la Asociación de Exportadores (ADEX), César Tello, detalló las barreras tributarias y legales que enfrentan los empresarios del sector textil para impulsar la exportación de sus productos. Según dijo, el Estado debe prestar mayor atención a la falta de capacitación en las Pymes, anular la restricción para formalizar la tercerización de la cadena textil y evaluar la reducción del Drawback, a fin de impulsar las inversiones en esta industria.

Los últimos años no han sido buenos para el sector textil y confecciones ¿A qué se debe el reciente repunte?

Tuvimos un año 2015 muy malo, pero el 2017 tuvimos una ligera recuperación y crecimos alrededor del 6% o el 7%. El año pasado nos fue mejor y alcanzamos el 11%, pero más que un crecimiento tememos que sea un efecto rebote. El 2007 logramos nuestro valor récord de US$2 mil millones en exportaciones, principalmente a Estados Unidos, a quien le vendíamos productos por un valor de US$800 millones y ahora solo US$650 millones. Si bien las cifras muestran una mejora, no podemos decir que sea un efecto permanente porque no sabemos si ya superamos las barreras que nos llevaron a la baja.

¿No existe un análisis histórico para saber qué factores impulsaron este crecimiento?

En realidad, no. Las exportaciones no tradicionales, salvo la agroindustria, cayeron a niveles muy fuertes hasta el 2017 -año en que algunas se recuperaron- y el 2018 cuando todas despegaron. Pero un país no se vuelve competitivo de la noche a la mañana. Podríamos atribuirlo a la coyuntura, a que el trabajador peruano mejoró su capacidad o que los costos inherentes a la industria cayeron; pero sabemos que eso no es cierto porque nos falta mucho para superar la informalidad y los costos no se redujeron.

Si bien la coyuntura política y económica ha jugado en contra para las inversiones ¿en el sector textil identificaron algún fenómeno específico?

Lo que distinguimos claramente es que el 2016 el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski subió la tasa del Drawback del 3% al 4%. Podríamos decir que ese fue el gatillo, el detonante para que una serie de industrias repunten en esos años. Desde el 1 de enero, lamentablemente, el Drawback volvió a bajar al 3%, y si bien no hay una demostración académica y técnica que confirme un vínculo directo entre su reducción y las exportaciones no tradicionales, hay dos ejemplos empíricos que lo evidencian. El primero sucedió en la crisis internacional del 2008: la tasa del Drawback subió al 8% y las exportaciones no tradicionales se recuperaron en solo uno o dos años. El segundo ocurrió el 2017, al año siguiente de que el Gobierno elevó esta tasa tras la caída de las exportaciones y los resultados, coincidentemente, también fueron positivos. Por eso, nos preocupa que el Drawback se haya reducido sin tener en cuenta estos factores.

Pero el Estado redujo el Drawback porque detectaron que se estaba subsidiando a empresas que no lo merecían.

Correcto. Hay estudios que dicen eso y otros que lo contradicen, por ejemplo, algunos indican que el incremento de un punto en esta tasa tiene relación con un alza de 6 puntos en las exportaciones no tradicionales. El Drawback es el único mecanismo que tiene el Gobierno para dejarle la cancha pareja a los exportadores peruanos versus los exportadores de otros países que tienen subsidios, zona franca, beneficios tributarios, dólares pro exportadores y un sistema logístico de primera. Está demostrado que los costos logísticos del Perú contribuyen negativamente en la competitividad. No lo veamos como un subsidio, sino como forma de cubrir facilidades que el gobierno no nos ofrece en este momento.

Si vemos las cifras desagregadas podemos decir que el Drawback le costó al Estado alrededor de S/150 millones el 2018, al mismo tiempo que las exportaciones no tradicionales crecieron en US$1.600 millones. Eso, en soles equivale a unos 5 mil millones. Entonces, si vemos que el Estado invierte S/150 millones en Drawback y las exportaciones devuelven 5 mil millones, pues es un buen negocio.

Además las exportaciones no tradicionales están controladas. Solo agrupa trabajo digno y formal porque ninguna empresa del exterior te compra si no cumples con las normas laborales. Si dicen que es un subsidio o una restitución, lo que fuera, está contribuyendo positivamente al crecimiento de las exportaciones y al crecimiento del empleo formal.

¿ADEX está a favor de solicitar exoneraciones tributarias o algún beneficio fiscal para el sector textil y confecciones?

La Ley 27360 les permitió a los agroexportadores una serie de ventajas sobre el modelo tradicional. Con esta ley, dicho sector pasó de facturar US$400 millones a US$6 mil millones; y no van a decir que esa ley es mala o que los trabajadores bajo ese régimen están mal pagados porque, por el contrario, creó un mercado laboral y mejoró los salarios. Observemos sus resultados a lo largo de los 17 años que tiene de vigencia y veamos si nuestro sector puede adaptar algo de esta experiencia.

¿Qué parte de este régimen laboral y tributario podrían adoptar?

Hay grandes diferencias entre la Ley 27360 y el Decreto Ley 22342, que es el que utilizamos.  Los agroexportadores que están acogidas a dicha ley pagan una renta del 15%, mientras que el resto de industrias pagamos 30%; sus trabajadores reciben 15 días de vacaciones y nosotros les damos 30 días; en seguridad social ellos pagan 4% y nosotros 9%.  Ellos tienen la remuneración integral anual, es decir, juntan los 12 meses de sueldo, le suman sus vacaciones y la CTS y esa gran bolsa lo dividen como pago mensual. Esta modalidad de pago nos serviría para que el informal no se lleve a nuestro personal capacitado, en planilla, porque cree que su pago es bajo.

Obviamente, como estamos en Lima, no pensamos en proponer un pago del 4% por seguridad social, nos quedamos con el 9%, pero debemos analizar qué otros factores son convenientes para seguir creciendo. Necesitamos predictibilidad para invertir en los próximos 5 años con tranquilidad.

¿Cuál es la principal barrera que enfrentan para despegar en el sector textil exportador?

La restricción que nos impuso el Ministerio de Trabajo con la aplicación del Decreto Ley 22342, que es la Ley de promoción de exportaciones no tradicionales, y que ahora restringe a las empresas que exportan directamente y no solo a los que lo hacen a través de terceros.

¿Esto les impide tener un vínculo formal con sus colaboradores?

Exactamente. Si hay algo que formaliza al sector es ingresar a este régimen. Un trabajador tiene esta opción, el régimen general 728 o la informalidad. Luego de la restricción, las empresas pequeñas que importan indirectamente a través de nosotros no se fueron a la 728; se fueron a la informalidad. Estamos padeciendo esta norma desde el año 2011. Es un tema que debemos conversar con la nueva ministra (Sylvia Cáceres) para analizar si se mantienen o se levantan las restricciones.

¿Qué parte de la cadena productiva se afecta con la restricción de la tercerización?

Una hilandería, que produce hilado para la exportación a través de nosotros, está vendiendo al exterior indirectamente y podría acogerse al Decreto Ley 22342, pero en la situación actual no pueden. Que ellos vendan directamente es muy complicado porque compiten con otros países que tienen mejores ventajas tributarias y estándares definidos.

¿Se han entablado nexos con el Gobierno para solucionarlo?

Hemos hablado con todos los ministros, pero estos cambian continuamente de puesto y debemos empezar de foja cero. Cuando formamos las mesas ejecutivas, uno de los temas de mayor importancia era precisamente este, lograr la conexión entre el sector privado, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de la Producción, pero las mesas fueron desactivadas con el cambio de Gobierno.

¿Y qué se está haciendo desde el propio sector para impulsar su crecimiento?

El propio sector aporta muchísimo, genera 1.400 millones de dólares en divisas y más de 400 mil puestos de trabajo, 100 mil de los cuales están dedicado a la industria exportadora y también apostamos por la diversificación de mercados. Si analizamos las primeras 20 partidas, que explican más del 60% de las exportaciones, vas a encontrar que solo cuatro caen y 16 suben. Buscamos diferenciarnos en un mercado donde los clientes privilegian la calidad al precio, porque no somos un país barato como Bangladesh o India.

¿Hay un fuerte componente de innovación en esta diversificación?

Por supuesto que sí. Somos un país algodonero por tradición, pero nuestro principal mercado destino, EEUU, ha cambiado. Este país compra tejidos de punto de fibra sintética y de algodón por un valor aproximado de US$80 mil millones, de los cuáles unos 600 o 650 millones lo adquiere de Perú. Hasta el 2016 la importación de algodón a EEUU era mayor que de la fibra sintética, pero esto se ha revertido. Si entramos a ese mercado tendremos la ventaja de tener un arancel de 32% para estas fibras; frente al algodón que solo ofrece entre el 9% y 20%. Si apostamos por las mezclas tendríamos un mercado de mayor protección.

¿Cuánto ha mejorado la capacitación en las Pymes?

No mucho. Las pequeñas y medianas empresas están enfrentando la crisis porque no tienen el respaldo financiero, la capacitación técnica ni acceso a mercados o clientes. Es una necesidad para el Gobierno, los gremios y la academia, entender cuál es la problemática de este enorme grupo de empresas que todavía no puede dar el gran salto.

¿Sin exportación no hay norte?

Bueno, tenemos el ejemplo de Gamarra, que se ha visto obligado a abrirle las puertas a prendas importadas de Asia que ingresan en plena competencia desleal y con aranceles casi nulos. Había una frase que usábamos en ADEX: exportar o morir. Y creo que las pequeñas y grandes empresas tienen que apostar por ello porque la competencia es brutal.

¿Cómo lograr que sus productos adquieran un valor agregado?

Lo que tenemos que hacer es aprender a exportar. Saber qué es lo que está buscando el cliente, sobre todo nuestro principal mercado, y luego tratar de adecuar las empresas a ese objetivo. Y eso cuesta, por eso hay que romper el círculo vicioso de necesidad y falta de créditos y acceso a clientes.

¿El algodón sigue siendo nuestro producto estrella?

Definitivamente este representa el 80% de nuestras exportaciones, pero lamentablemente el 7% de todo el algodón que se vende en el mercado local es importado. Se importan fibras de EEUU y la India. Lo que se cultiva en el Perú es menor y eso afecta a varias familias que dependen de una economía de subsistencia. Lo que necesitamos es reactivar la cadena productiva.

El sector textil en un tren donde las locomotoras son las confecciones y estas deben avanzar para que puedan jalar los vagones de las empresas conexas de cartones, bolsas, hilos, agricultores, etc.

¿Y cómo podemos defender la calidad de nuestros productos?

En cuanto a calidad estoy convencido que las exportaciones si están alineadas con estándares de calidad altos; hay empresas que tercerizan, que tejen, que dan servicios de tintorería y que ya tienen los estándares de calidad de clientes internacionales. Lo que necesitamos ahora es tener a toda la industria bajo el mismo estándar. El Estado debería fijar estándares propios nacionales. No tenemos un tallaje estandarizado, no tenemos pruebas de calidad para productos importados, etc.

¿Y es prioridad del Estado impulsar el sector textil y confecciones?

No los veo muy convencidos y de eso se trata, hay que convencerlos. La agroexportación y la minería son buenas, pero nosotros somos casi el único sector que genera trabajo en zonas urbanas, donde persiste la pobreza. Crear un puesto de trabajo en nuestro sector es económico, pero ellos necesitan tener la producción asegurada para seguir vendiendo.

Tenemos que dar trabajo no subsidios, y esta industria puede dar trabajo formal, digno y de calidad.

¿Qué alianzas se pueden tejer entre ADEX y la Asociación Peruana de Técnicos Textiles (APTT) o las universidades?

Nosotros como gremio tratamos de estar de la mano con la academia, hacemos eventos en conjunto y les transmitimos las necesidades del mercado. Pero los estudiantes que egresan no están mirando la industria textil como un lugar donde quisieran trabajar, por eso tenemos que asociarnos con la APTT y con las universidades para volver a atraer a más y mejores profesionales al sector que aporten en tecnología e innovación.

Los industriales están dispuestos a invertir. De hecho, en los últimos 10 años la industria textil ha invertido más de 2 mil millones de dólares en equipamiento, no somos una industria atrasada. Esta industria tiene futuro, ayúdennos a mejorarla.