Samuel Gleiser Katz, presidente del directorio de Corporación Rey S.A.

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Al frente de Corporación Rey S.A., empresa que acaba de cumplir 70 años de fundación, el empresario Samuel Gleiser reflexiona sobre el sector textil y confecciones, señalando el rol del Gobierno en materia de promoción de la industria, las inversiones y el empleo.

La historia de Corporación Rey  S.A. se remonta a fines de los años cuarenta, cuando el empresario Isaac Sterental funda Compañía Industrial Rey. Tras años de constante crecimiento, producto de su vocación por la tecnología, la firma se transformó en Reymatic S.A., trasladando su centro de operaciones del Centro de Lima a la zona industrial del Callao, fundando una de las plantas con mayor producción de cierres de Latinoamérica. Para 1974, Samuel Gleiser Katz, con solo 38 años de edad, asumió la presidencia de la empresa, imprimiéndole su inestimable sello personal. Ingeniero Mecánico por la Universidad de Michigan e Ingeniero Textil del Georgia Institute of  Technology, y Magister en Management del Massachusetts Institute of Technology (MIT), con experiencia profesional en Exxon, Ford e ITT, Gleiser refundó la empresa para el año 1998 con un enfoque global, llamándola Corporación Rey S.A.

Con él, la empresa siguió creciendo, diversificando su portafolio de productos, con el desarrollo de cintas, elásticos y etiquetas, con lo último de la tecnología para ahorrar costos y elevar las eficiencias. En estos últimos años, destaca la incorporación de nueva maquinaria, como los robots programables para ensamble de componentes, prefusión de Zamac y fajas alimentadoras automáticas para la verificación de calidad al 100%, así como la instalación de la nueva tintorería totalmente automatizada. Su vocación por la innovación lo llevó a implementar un laboratorio para la investigación y desarrollo de nuevos productos, como el servicio de impresión en 3D. Actualmente abastecen a marcas como Armani Exchange, Timberland, Abercombie & Fitch, Disney, Lacoste, Zara, Gap, entre otras. Si bien sigue ocupando la presidencia, sus hijos ya se preparan para sucederlo, tomando muchas de las decisiones del día a día.

Presentes en 18 países a lo largo de dos continentes, siendo Brasil su principal mercado, la empresa acaba de celebrar su 70 aniversario con el relanzamiento de la marca. No obstante, a pesar de sus éxitos, la visión de Samuel Gleiser es poco optimista respecto del futuro del sector textil y confecciones.

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A casi un año de gestión del nuevo Gobierno, ¿cómo evalúa la situación del gremio textil y de confecciones?

Si se han dictado medidas para promover las inversiones, no las conozco. Es decir, sé cuáles son, pero ninguna ha funcionado. La mala suerte de este Gobierno es que se ha encontrado con varios frentes, empezando por el de Odebrecht. Otro suceso que ha complicado el panorama es el de las lluvias en el norte, que han devastado gran parte de la infraestructura para las comunicaciones, afectando la economía nacional. En este contexto, el sector textil, que viene de una situación crítica, está peor. El Gobierno debe tomar nota de que los países que se olvidan de su industria terminan como Chile, que ahora quiere relanzar su industria y ya no puede. El Gobierno debe establecer como política de Estado la mejora general de la industria. El ministerio de la Producción se enfoca solo en la pesca artesanal y las pequeñas y medianas industrias, olvidándose de las grandes industrias, como el sector textil y confecciones, afectado por las importaciones (dumping). En este contexto, Indecopi, en vez de proteger la producción nacional, la deja al desamparo.

¿Se refiere a políticas proteccionistas?

No proteger la industria pero por lo menos mantener el sistema de intercambio comercial en los regímenes legales. China, gracias a sus subsidios, está en ventaja respecto de nosotros. El Tratado de Libre Comercio con ese país ha permitido la exportación de uvas y otras cosas, pero nos deja a nuestra suerte en lo que respecta a sus exportaciones, con cuyos precios es imposible de competir. Esperemos que los cambios en el ministerio de la Producción, con el ingreso de Pedro Olaechea, y la llegada de nuevos representantes en la Sociedad Nacional de Industrias, generen más interés por tomar nota de esta situación y se vea sobre todo acción.

¿Cuales son las principales exigencias del sector?

Principalmente, que no nos dejen morir. Hace poco una empresa, que hasta hace unos años hizo un trabajo extraordinario en materia de exportación, está en proceso de liquidación. Ha quebrado y nos ofrecen, a los acreedores, bienes en vez de pago, lo cual es una pena. El sector representaba el 16% del PBI, ha bajado, pero representa el 14% de la PEA, que son dos millones 300 mil trabajadores en peligro. En estos años se han perdido más de 300,000 puestos de trabajo.

¿Cómo le va a Corporación Rey en este contexto de

crisis internacional?

Desarrollamos hace un tiempo un programa estratégico para considerar una situación como esta. Y, si en este momento estamos en una buena situación respecto del mercado nacional, es porque compensamos la caída de la economía nacional con exportaciones. Del total de nuestra producción, exportamos más del 50%. Es más difícil, exige más inversión y financiamiento de las operaciones, toma más tecnología, pero nos permite seguir creciendo. Nos ha dado la oportunidad de reducir no solo costos, pero no dejamos de estar afectados por la competencia desleal del dumping de China, que ha aprovechado que se venció la norma el antidumping y multiplicaron por 800% lo que exportaban. Se les presentó la Virgen y este Gobierno no hizo nada.

¿Sienten que, como muchas empresas, han perdido mercado local?

El mercado nacional siempre fue nuestro fuerte. No somos como otras empresas que empezaron sus operaciones con miras en la exportación. Nacimos en Perú y crecimos aquí, pero empezamos a mirar otros mercados por supervivencia.

¿Cómo se expresa el proceso de transformación digital en su empresa?

Por el lado de la innovación y la tecnología. Lo que hemos hecho en Corporación Rey es diversificar la producción. Los cierres siguen siendo nuestro fuerte pero hemos entrado a fabricar elásticos de alta tecnología, que se usan mucho. Hemos entrado también a la fabricación de etiquetas bordadas. También, con máxima tecnología, estamos presentes en la preparación de hilos y cintas espaciales para productos no tradicionales. Eso nos ha permitido ampliar el portafolio de productos.

¿Cómo evalúa el largo plazo?

A la velocidad que van quebrando las empresas de confecciones -ya quebraron las textiles- no es difícil imaginarlo. En el Perú ya no se producen hilados de poliéster. Las dos empresas que lo hacían cerraron sus operaciones. La situación es preocupante. Si el Gobierno, así como los estamentos dedicados a cautelar el normal desenvolvimiento de las ventas, como Indecopi, que esta lento tiene mala disposición a cumplir con su labor, el futuro del sector textil y confecciones es bastante sombrío.

Pero no es nuevo que Indecopi se pone de lado frente a esta situación.

Lo que pasa es que los funcionarios de Indecopi se han atornillado en el puesto y se han vuelto poderosos. Cada nuevo presidente que entra no tiene capacidad y se le hace complicado controlar estas situaciones.

¿Cuál diría que es el mérito de Corporación Rey en este escenario tan complejo?

Por un lado, nuestro foco en la renovación tecnológica. Este es un sector en el que si no te actualizas constantemente puedes ser desplazado rápidamente. Hace poco hemos adquirido máquinas de última generación, con nuevas tecnologías, que están por llegar. Algunas ya llegaron y hacen que el trabajo de los colaboradores sea más eficiente. Eso se refleje en los costos que podemos utilizar, pero aún así el volumen de ventas local nos jala para abajo. Esperamos que esta sea una situación que va a cambiar en el mediano plazo. Si el Gobierno deja de pelearse con el legislativo, cuyo enfrentamiento tiende a la polarización, generando parálisis, esto podría mejorar.

¿Qué se puede hacer para que esto cambie?

Un buen ministro, con influencia, que ponga adelante un plan a favor de la industria, podría ser clave.

Por su experiencia, ¿esta es la peor situación que enfrenta el empresariado?

No, han habido peores épocas, pero siempre hemos salido adelante. Si uno mira con perspectiva, hemos salido de situaciones más complejas, lo que me da ánimos para ser optimista. Nos fue bien cuando los militares cerraron la frontera para la importación, pero no era lo ideal, porque paralelo a eso venían los controles, que eran situaciones difíciles de manejar. Después, en la época del segundo gobierno de Belaunde vino la desgracia del Fenómeno del Niño (1983), desgracia que se repitió en (1998). El terrorismo, el dólar MUC, la crisis del primer gobierno de Alan García. Había que remar duro para mantenernos vivos.

Muchos grupos económicos no sobrevivieron al cambio de modelo económico en los noventas.

Los primeros dos años de Fujimori se reinventó para bien el modelo peruano.

Pero hubo un sector, dentro del gremio industrial, que se oponía a las reformas de los noventas, principalmente a la reducción de los aranceles, porque no les convenía a muchas empresas.

Recuerdo que se hicieron modificaciones de la normativa que permitieron que el Perú alcance el crecimiento que hemos visto. Lo que pasa es que a partir del 1998 ya la cosa cambió y Fujimori se volvió más populista. A partir de ese momento se han construido barreras, ladrillo por ladrillo, en el aspecto laboral, tributario, medio ambiente.

Y, desde la presidencia de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), que ha ocupado durante varios años, ¿se pudo hacer una mejor gestión con los gobiernos para lograr una mejor situación de la industria?

Sería mezquino creer que desde la cámara se han hecho pocas cosas. La verdad es que gracias a la cámara se lograron ciertas cosas y se pararon otras que no eran beneficiosas. Pero, vale la pena admitirlo, no tuvimos éxito en muchas otras. Hay límites de lo que se puede conseguir sin salir a quemar llantas.

¿Qué medidas se pueden dictar para reactivar el sector textil y confecciones?

Muchas cosas, empezando por protegerlo. La historia de otros países que son mejores y más exitosos en su accionar, es porque el Gobierno dictó las medidas apropiadas. Los primeros años de Fujimori fueron clave. Demostraron que una vez que el entorno se vuelve más amigable, los empresarios invierten.

Es más optimista de lo que parece entonces.

Si, no nos queda más opción que ser optimistas. Lo importante es que para muchos está clara la necesidad de reindustrializar del país. Las empresas quieren seguir invirtiendo y generando empleo, pero el Gobierno tiene que ayudarnos sacando las piedras del camino.

Datos

– El mercado de cierres en el Perú mueve unos US$20 millones, mientras que alrededor del 40% de la demanda son cierres elaborados en metal.

– Las modernas instalaciones de Corporación Rey poseen un área superior a los 15,000 m2 y albergan a más de 700 profesionales calificados.

Escribe: Luis Felipe Gamarra / Mundo Textil